Verbum Domini – Solemnidad de la Santísima Trinidad

Comentario a las lecturas de la Solemnidad de la Santísima Trinidad

VERBUM DOMINI

6/13/20252 min read

“Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.”

(Ap 1, 8)

¡Oh beatísima Trinidad!, te doy palabra de procurar con todo esfuerzo y empeño salvar mi alma, ya que la creaste a tu imagen y semejanza y para el cielo. Y también por amor a ti procuraré salvar las almas de mis prójimos. Amén.

El gran misterio de un solo Dios en tres personas

Celebramos este domingo la solemnidad de la Santísima Trinidad, y no es poca cosa. No se trata solo de un misterio teológico profundo, sino de una invitación personal a vivir como hijos dentro del amor eterno de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Evangelio de hoy nos habla de un Dios que se comunica con nosotros de forma progresiva, que respeta nuestros tiempos: “Todavía no pueden comprenderlo todo…”, dice Jesús a sus discípulos. ¡Qué consuelo saber que Dios no nos exige entender todo de golpe! Él nos va guiando, como un padre o una madre que enseña con paciencia.

La Trinidad no es una idea abstracta, sino una realidad concreta: un solo Dios en tres Personas que se aman infinitamente entre sí. Y este amor no se queda cerrado. Al contrario, nos incluye, nos llama, nos transforma. San Pablo lo dice con una fuerza impresionante: “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo”. Ese amor no es algo simbólico: es una presencia real que actúa en nuestras alegrías y en nuestros dolores, en nuestras preguntas y también en nuestras certezas.

El libro de los Proverbios nos habla de la sabiduría que estaba junto a Dios “como arquitecto”, desde el principio de la creación. ¡Qué imagen tan hermosa! Dios no está solo: crea en comunión, se alegra en comunión, se dona en comunión. Y eso es lo que quiere para nosotros: que no vivamos aislados, sino como hermanos, construyendo juntos algo más grande que nosotros mismos.

¿Cómo entender todo esto en la vida de cada día?

La Trinidad es un dogma que se reza al persignarse, y, además, es una forma de vivir. Así como Dios es comunión, tú y yo estamos llamados a vivir en comunión. ¿Qué tan abiertos estamos al otro? ¿Qué tanto buscamos construir unidad en nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra Iglesia?

El Padre nos ha creado, el Hijo nos ha redimido, y el Espíritu nos acompaña. Esta es nuestra certeza: no estamos solos. En un mundo que muchas veces divide, aísla o etiqueta, hoy la Trinidad nos llama a ser reflejo de su amor, de su escucha, de su entrega. Que esta solemnidad nos anime a vivir cada día desde esa identidad: hijos del Dios Trinitario, hermanos en Cristo, templos del Santo Espíritu.

Ser testigos hoy

El mundo necesita testigos del amor que une sin confundir y diferencia sin dividir. Vivir la Trinidad es construir puentes, abrir espacios para el otro, dejarse transformar por el amor que viene de Dios. Que esta semana vivamos con el corazón abierto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.